Es de suma importancia extraer el aire viciado y sustituirlo por aire puro tomado del exterior. Hablar de aire acondicionado se puede decir que es confort o necesidad.
Confort, por que vamos a proporcionar una temperatura ideal y grado de humedad, durante las cuatro estaciones del año, y a aportar el número de renovaciones de aire suficientes para que este nunca llegue a enrarecerse por agentes extraños que se producen en los locales, como son los humos, alquitranes del tabaco, transpiración de las personas…
Normalmente hay una serie de condiciones que hacen que lograr un ambiente bueno en los lugares de trabajo sea complicado y como norma general se suele recurrir a los más sencillo que consisten en regenerar el aire del que disponemos, ya sea en recirculación o en aire de renovación, mediante la incorporación de unos filtros adecuados que retienen gran parte de sustancias sólidas (polvo).
¿Pero que pasa con las sustancias que el filtro no retiene? Estas siguen circulando en el aire y multiplicándose de forma que poco a poco llega un momento que la atmósfera se hace irrespirable, y es ahí cuando se abren las ventanas para aportar un poco de aire nuevo. Cuando esto sucede, si estamos en invierno baja la temperatura del local, o si es verano, sucede lo contrario, es en este momento cuando se piensa que la instalación de aire acondicionado es insuficiente.
Ya ha sucedido que en una instalación de acondicionamiento de aire o climatizador, no se utilice por que con el aire de exterior penetran olores desagradables, e incluso perjudiciales para la salud, como ocurre en locales y edificios cercanos a una carretera o a un tráfico intenso.