Esta segunda multiplicación de gérmenes solamente puede conseguirse vertiendo agua esterilizada en vasijas esterilizadas. El embotellamiento bajo la protección del ozono ha sido empleado con éxito para este propósito, por numerosas plantas embotelladoras.
El ozono oxida los posibles vestigios presente de sustancias orgánicas que pueden deteriorar el gusto: los productos de oxidación son retenidos en carbón activo. Así el tratamiento de ozono también resulta una indiscutible mejora en la calidad y el gusto del agua.
La ozonización puede llevarse a cabo en una o dos fases, conforme al contenido del manganeso. Una de las fases del tratamiento solo es posible cuando el contenido de manganeso es inferior a 0,02 MG. MN. /L. en este caso el agua es tratada con 03. – 0.5 MG de ozono /L. todo el hierro es así oxidado a la forma trivalente y se puede eliminar filtrándolo a través de un filtro de grava. Después de esto, el agua aún contiene suficientes residuos de ozono para embotellarla. En el caso de un contenido en manganeso superior a 0,02 MG. / L el agua toma una coloración violeta por el Ion de permanganato, y se debe emplear el procedimiento de dos fases. Después de una primera ionización el agua se filtra a través de un filtro de grava para retirar el hierro y se pasa por carbón activado, donde el manganeso es reducido a un estado tetravalente y es retenido.
El filtro de carbón activado tampoco quita compuestos orgánicos oxidados. Después de esta filtración el agua está en una condición inobjetable bacteriológica y químicamente. Pero a pesar de todo, no puede evitarse una cierta infección en el filtro de carbón activado y durante el proceso de embotellamiento, ya que el carbón activado descompone un exceso de ozono, por esta razón es necesaria una reozonización para la que 0.1 – 0.3 MG de ozono son suficientes. Esto asegura que todo germen que haya entrado secundariamente será destruido y que el espacio entre la superficie del agua y el cierre estará esterilizado por el leve escape de gas de ozono que sale del agua. Conforme a toda experiencia, el agua embotellada de esta manera no requiere ninguna adicción del oxido de carbono y se conserva libre de gérmenes todo el tiempo que esté cerrada herméticamente.