El pequeño comercio se apunta a la desinfección diaria con ozono para funcionar pese al coronavirus. Se trata de un método caro y complicado que algunos ayuntamientos han empezado a ofrecer gratis para facilitar la reactivación de la economía.

Es el caso de los consistorios madrileños de Fuenlabrada y San Sebastián de los Reyes. Ambos tienen intención de ofrecer este servicio a demanda de los comercios, pese a que algunas empresas especializadas recomiendan utilizarlo al menos una vez a la semana.

La desinfección se lleva a cabo con un cañón de ozono de pequeñas dimensiones capaz de limpiar de coronavirus una superficie de 30 metros cuadrados en apenas 15 minutos. El principal inconveniente de este método es su precio: el alquiler de uno de estos cañones oscila entre los 35 y 55 euros; de ahí que los comercios que quieran aplicar una desinfección diaria necesiten de ayudas municipales para afrontar los costes.

Desde el ayuntamiento de Fuenlabrada aseguran que dispensarán este servicio en negocios salvo en casos en los que el uso de esta tecnología esté contraindicado, como puede ser en comercios de frutas y verduras por la acción oxidante del ozono. En total, el consistorio pondrá en funcionamiento hasta 20 máquinas de desinfección con ozono.

Los negocios del municipio podrán solicitar al ayuntamiento a través de Internet o por vía telefónica el servicio de desinfección que llevarán a cabo trabajadores municipales.

A su vez, el servicio municipal de Bomberos se encargará de formar a estos trabajadores en el uso de las máquinas y de la supervisión de estos trabajos. Al mismo tiempo, el ayuntamiento hará un seguimiento de los comercios que hayan hecho uso del servicio para catalogarlos de “comercio seguro”. El servicio en el consistorio fuenlabreño consta de 20 generadores de ozono con una capacidad de 3.500 miligramos/hora.

El funcionamiento de los aparatos de ozono

Las máquinas para la desinfección convierten moléculas de oxígeno en el aire en ozono (O3) a través de una reacción química.

El generador de ozono se conecta a la corriente y se fija un temporizador dependiendo de los metros cúbicos de aire que contenga el espacio del comercio correspondiente.

El compresor del aparato toma oxígeno del ambiente y lo inyecta en el interior de la lámpara generadora de ozono. A continuación, a través de una descarga eléctrica se rompen los enlaces de la molécula para dejar dos átomos de oxígeno libres, que buscan asociarse con una molécula de oxígeno que no ha sido dividida para formar así el ozono.

Una vez aplicado, el ozono se vuelve a convertir rápidamente en oxígeno aportando un extra de limpieza y desinfección sobre las superficies en las que se haya aplicado.