Las partículas de mayor tamaño no tardan en depositarse en el suelo, los objetos de la instalación, mobiliario… Las partículas más pequeñas siguen flotando en el aire durante un tiempo más prolongado y, cuando el enfermo respira, llegan a las vías respiratorias o depositándose en las manos del mismo y del personal sanitario, sirviendo de punto de partida para la infección.